Diseñar soportes

Si bien Arquímedes dijo “dadme un apoyo y moveré al mundo”, en este caso lo usaremos para detenerlo. Diseñar un soporte museográfico requiere astucia, sentido común y sutileza.

En primer lugar y antes de tocarlo, sopesaremos al objeto con la mirada, permitiremos que nos hable sobre sí mismo. El conocimiento previo más algunas preguntas nos ayudarán a comprenderlo. ¿Cómo y para qué se usa, cuál es la posición correcta para usarlo? ¿Qué lo hace especial, cuál es el detalle: una firma, un tornillo labrado, la marca de gastado, su ángulo de diseño? ¿Es un objeto cotidiano o un objeto con poder simbólico? ¿Con qué otro objeto se relaciona, de quién depende?

Si tenemos suerte, nos hará evidente cómo exhibirlo para que cautive.

Luego claro habrá que conversar con el o la conservadora, sostenerlo y buscarle el centro, las tensiones, los riesgos y el equilibrio. Saber si tolera luz, si es sensible al quiebre o a deshacerse en hilachas.

Por supuesto no es lo mismo un piano que un acerico y con respecto a detener el mundo, el sentido primario de diseñar un soporte museográfico es que el objeto descanse sobre él en un sueño imperturbable. La paradoja es que a través del diseño también debemos mantenerlo despierto y conversador.

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