“Sin duda no es casual que el auge de los museos haya coincidido con el cableado de la metrópoli: cuantos más programas de televisión hay en oferta, más fuerte es la necesidad de algo diferente. O así parece. Pero ¿Qué diferencia se encuentra en el museo? ¿Es la materialidad real, física, del objeto museístico, del artefacto exhibido, que hace posible una experiencia auténtica, frente a la irrealidad siempre fugaz sobre la pantalla?”
“La mirada al objeto museístico puede proporcionar una conciencia de la materialidad opaca e impenetrable del objeto, así como un espacio anamnésico dentro del cual sea posible captar la transitoriedad y la diferencialidad de las culturas humanas. A través de la actividad de la memoria, puesta en marcha y nutrida por el museo contemporáneo en su sentido más amplio y más amorfo, la mirada museística expande el espacio cada día más encogido del presente (real) en una cultura de amnesia, obsolescencia programada y flujos de información cada vez más sincrónicos e intemporales, el hiperespacio de la era de autopistas informatizadas que se avecina.”
En busca del futuro perdido. Andreas Huyssen. 2002