Nuestros cerebros están diseñados para las historias. Son la mejor manera que tenemos para comprender las verdades profundas o imaginar una experiencia que nunca hemos tenido. Las exhibiciones son la oportunidad de recuperar la antigua costumbre de contar historias alrededor del fuego. Las historias nos atrapan, nos mantienen en vilo.
¿Quien no recuerda los sentimientos, los motivos, las pasiones de una historia? Aunque…¿Quien recuerda la cronología?
¿Cómo podemos planear una exhibición de manera que nos transporte como una historia?