Manifiesto para una exhibición inclusiva

  • Dar la oportunidad al visitante de que haga conexiones entre la experiencia que vive en el museo y las de su propia vida.

  • Permitir que el visitante personalice la información que se le presenta, lo que asegura que haga propia la experiencia de aprendizaje.

  • Reconocer que los diferentes tipos de personas prefieren diferentes estrategias y estilos de aprendizaje y, por tanto, hay que ofrecer todas las oportunidades posibles.

  • Permitir una gran variedad de puntos de entrada (ganchos) y de salidas en la exhibición, que permitan a los visitantes seleccionar los puntos que mejor se ajusten a sus necesidades personales.

  • Presentar los temas complejos en etapas progresivas, de manera que el visitante pueda seleccionar el nivel y la complejidad de la información que necesita y desea.

  • Tener como una meta importante el reforzar conocimientos previos y, ocasionalmente, ayudar a reconstruir comprensiones, actitudes y conductas.

  • Introducir la emoción en la experiencia de aprendizaje, con humor, discrepancias, finales inconclusos, interacciones humanas, etcétera.

  • Hacer las experiencias de aprendizaje gratas y entretenidas.
    Tener claro que la diversión y el aprendizaje no son excluyentes, sino que la presencia de ambos es esencial para lograr experiencias de calidad en los museos.

  • Buscar diseños que aseguren que lo que se va a aprender de un conjunto se relacione claramente con las necesidades e intereses de la persona. Para empezar, debemos propiciar que: al participar en la experiencia de aprendizaje el invitado tenga la sensación de ser respetado; que el valor personal y los beneficios que le proporcionen el participar en la experiencia de aprendizaje estén muy claros.

  • Proporcionar retos y recompensas a las habilidades que el visitante haya auto definido.